Aceptémoslo, el estilo de vida que conocíamos no va a volver nunca
¿Hacia donde nos lleva esto? Pues al desastre, porque nos señala la desaparición de la solidaridad entre los pueblos, dejándola reducida a las solidaridades puntuales de ONG´s y otras personas dedicadas, como ya hemos visto con el problema de las migraciones masivas, las hambrunas, la pobreza extrema de los pueblos, etc. Sumemos ahora a este recuento el deterioro del clima, las distintas contaminaciones que asolan al planeta por el daño ocasionado por nuestros sistemas productivos y de consumo basados en economías lineales absolutamente insolidarios, y añadamos las diversas guerras sin sentido repartidas a este y oeste que causan destrucción y nuevas pérdidas de vidas, y ya tenemos juntos los ingredientes para un buen reventón global, como si de una bocha de pus se tratara. No le podemos echar la culpa al pangolín de estos desastres, ni siquiera de la transmisión del COVID-19 al hombre. La culpa la tiene el ser humano que hace un par de siglos que ha dejado de un lado la sustentabilidad como elemento imprescindible para la supervivencia del planeta y de nosotros mismos.
Entonces, yo me pregunto, ¿Es acaso posible la resiliencia como medio de recuperar nuestras vidas?
Si entendemos por resiliencia la capacidad de las comunidades y ecosistemas para absorber las perturbaciones que les afectan sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación haya cesado, pues tal parece que no va a ser posible, pues esta capacidad contradice el enunciado del título de este artículo, o lo que es lo mismo, habrá que alterar y adaptar las estructuras de nuestros sistemas (políticos, económicos, sociales, legislativos, etc.) y los funcionamientos de la sociedad actual para adaptarlos a los nuevos tiempos, y estos cambios tendrán que estar basados en principios básicos de nueva índole: justicia, solidaridad, colaboración, paz, ecología..., que sustituyan a los que hoy predominan en nuestros comportamientos: injusticia, desigualdad, egoísmo, violencia, consumismo, contaminación... Perseverar en estos cambios es lo que haría posible nuestra resiliencia, y son básicos para que ello suceda.
Todo esto que escribo a bote pronto, es lo que se me ha venido a la cabeza tras la lectura de este artículo de Gideon Lichfield que me ha dado que pensar, algo en lo que todos tenemos que profundizar si queremos salir bien parados de esta de cara a que el futuro de la humanidad encuentre su camino sostenible. Si, estoy de acuerdo. El mundo a partir de esta crisis va a ser absolutamente diferente.
Fuente: MIT. Artículo original de Gideon Lichfield, MIT. La inmunidad de grupo
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