La Ciudad de Barcelona y la nueva normalidad
Por Luis Domenech
31 Mayo 2020
No lo han tenido fácil los ciudadanos de Barcelona para poder superar las dos recientes crisis que han afectado a la Ciudad Condal de manera secuencial, la del independentismo y la del Covid-19, pues tanto la una primero, como la otra después, han causado estragos en el tejido empresarial de la Ciudad y de su entorno.
La reciente noticia del cierre de Nissan, lo viene a complicar todo aún mas en la ciudad y su comarca, pues la pérdida de 3.000 puestos de trabajo directos mas los 20.000 indirectos, suponen un enorme perjuicio para tantos miles de sus familias, que hacen que ese equilibrio tan necesario para el bienestar social, sea mucho mas difícil de alcanzar en este momento en que vive la comarca.
Lo que ocurra con el futuro de la ciudad de Barcelona, se sustentará en como esta encuentre el camino hacia la nueva normalidad equilibrando todos los elementos que permitan lograr una ciudad sostenible, con trabajo y calidad de vida para sus habitantes, y esto no va a ser fácil de lograr para sus dirigentes.
La ciudad está en un proceso en el que el peatón le está ganando espacio al coche. Los coches de combustión que se fabrican tienen fecha de caducidad, y todos lo sabemos, porque van a ser sustituidos por vehículos eléctricos en un par de décadas, y Barcelona con dos marcas de coche: Nissan y SEAT, pertenecientes a dos de los grandes grupos mundiales del sector del automóvil, y con factorías en la provincia, necesita acertar en las medidas políticas a tomar, pues pueden llegar a ser piezas clave para el desarrollo futuro de la ciudad, de Cataluña y de España, y llegar a ser un referente para las demás y para el mundo, o no. Este debería de ser el objetivo, y tanto Barcelona como Cataluña tienen todo lo necesario para logarlo, si se centran en la tarea y aparcan otras cuestiones que las distraigan de lo realmente importante.
La primera de ellas, Nissan, ya ha tomado su decisión, la de irse de la Ciudad Condal, y ahora todos estamos mirando al Grupo Volkswagen, esperando cual va a ser la suya respecto al futuro de su factoría barcelonesa SEAT.
Presionar a las multinacionales con declaraciones no muy pensadas e inoportunas que causan alarma y desazón en las centrales de estas empresas por parte de dirigentes políticos, no es un buen camino.
La buena planificación y la puesta a disposición de las empresas de todos los recursos y medios al alcance de las instituciones para facilitar la transformación de las factorías para que los nuevos coches no contaminantes se fabriquen en sus naves, si parece una idea mejor.
Los planes a medio y largo plazo para ayudar a desarrollar las infraestructuras en su territorio, ofreciendo suelo industrial a precios razonables, eliminando o reduciendo los trámites para la constitución de nuevas empresas, subvencionando la inversión mediante líneas de crédito, o actuando sobre las infraestructuras dotando a la ciudad de electrolineras en los aparcamientos públicos y en las aceras, construir una fiscalidad generosa en torno a los vehículos eléctricos, incentivar la renovación de los parques móviles, dar ejemplo con la electrificación de la totalidad del parque móvil a cargo de los organismos públicos, continuar desarrollando las tecnologías propias de una smart city que hagan posible la viabilidad de la circulación de los coches autónomos por las ciudades, que en 20 años serán una realidad, o preparar una sinaléctica adaptada a este nuevo tipo de circulación y legislar al respecto, todas estas son cosas que lleva su tiempo ponerlas en práctica, y que alinean a las ciudades y empresas apuntando en la misma dirección de sostenibilidad: de la mejora del medio ambiente, de la habitabilidad, de la mobilidad sostenible, de la calidad de vida. En suma, se trata de convertir la necesidad de cambio en oportunidades de cambio que beneficiaran a todos.
Barcelona y Cataluña han perdido en los últimos meses un porcentaje muy alto de su rédito político y de la confianza empresarial y de los inversores por causa del “process”, y urge en primer lugar recuperar todo este rédito perdido lograr en primer término que las empresas que se fueron de Cataluña regresen, y para atraer a la vez a mas empresas y capitales que pueden hacer factible estos cambios, creando clusters empresariales enfocados hacia esta nueva normalidad.
A partir de ahora, las señales que se envíen en forma de planes y proyectos desde las Instituciones son claves en este “proceso de cortejo” a las empresas y fondos de inversión para que elijan a Barcelona como foco de inversión. Si esto no se hace bien, o se distraen con otras batallas que poco o nada tienen que ver con la transformación de la ciudad para encaminarla hacia el nuevo futuro, habrán perdido la oportunidad en favor de otras ciudades competidoras, de España y de Europa, que también trabajan para lograr un futuro sostenible y mejor para sus ciudadanos.
A partir de ahora, las señales que se envíen en forma de planes y proyectos desde las Instituciones son claves en este “proceso de cortejo” a las empresas y fondos de inversión para que elijan a Barcelona como foco de inversión. Si esto no se hace bien, o se distraen con otras batallas que poco o nada tienen que ver con la transformación de la ciudad para encaminarla hacia el nuevo futuro, habrán perdido la oportunidad en favor de otras ciudades competidoras, de España y de Europa, que también trabajan para lograr un futuro sostenible y mejor para sus ciudadanos.
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