Pues el futuro no va a ser tal y como nos lo pintaban


No vamos a llegar a los 10.000 millones de habitantes,  ni vamos a alcanzar a ser 11.000 millones de habitantes en 2100, como anuncia el pronóstico de Naciones Unidas, sino que como se afirma en un estudio que publica The Lancet, vamos a ser muchos menos, unos 2.000 millones menos, lo que será una buena noticia para el medio ambiente. La población mundial alcanzará su pico en la década de los 2060, con 9.600 millones de habitantes, eso si, repartidos de manera muy desigual por el mundo, y a partir de ese momento, la humanidad se irá reduciendo lentamente hasta quedarnos en los 8.800 en 2100. La clave la sitúan los autores en la educación de la mujer, que será más generalizada y precoz según los científicos del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington que proponen estas cifras en su estudio. Puede que entonces sobre trabajo y no gente, y que haya alimentos para todos. Los países que apuesten de forma decidida por la inmigración como política a largo plazo saldrán fortalecidos, y los que sigan políticas como las de Trump con la inmigración serán penalizados, pues los primeros tendrán un PIB mayor que otros países, con los diversos beneficios económicos, sociales y geopolíticos que conlleva una población activa estable”. La mujer tendrá una mejor educación y se verá favorecida por las políticas de control de la natalidad. Habrá en este aspecto cuatro opciones en el control de las políticas de natalidad: Pueden intentar aumentar la tasa de fertilidad creando un ambiente propicio para que las mujeres tengan hijos y sigan sus carreras; pueden restringir el acceso de las mujeres a los servicios de salud reproductiva; pueden aumentar la participación en la fuerza laboral en edades más avanzadas y pueden promover la inmigración. Quiero decir que los países tienen opciones para adaptar sus políticas sociales y de crecimiento económico en función de sus necesidades y perspectivas de futuro.



“Para los países de altos ingresos con una fecundidad por debajo de la tasa de sustitución, las mejores soluciones para mantener los niveles actuales de población, el crecimiento económico y la seguridad geopolítica son las políticas de inmigración abiertas y las políticas sociales que apoyen a las familias para que tengan el número deseado de hijos”, explica Christopher Murray, director del IHME.

Pero Murray añade que “...sin embargo, existe un peligro muy real de que, ante la disminución de la población, algunos países puedan considerar políticas que restrinjan el acceso a los servicios de salud reproductiva, con consecuencias potencialmente devastadoras. Es imperativo que la libertad y los derechos de las mujeres estén a la cabeza de la agenda de desarrollo de cada gobierno“.

Sin embargo, por otro lado Teresa Castro, demógrafa del CSIC, considera que “La perspectiva de que la población española se reduzca a la mitad me parece bastante absurda”.

El futuro que plantea este estudio es el de un planeta extraordinariamente envejecido en 2100, en el que los mayores de 65 años rondan los 2.300 millones, en comparación con tan solo 1.700 millones de menores de 20 años. Habrá el doble de personas mayores de 80 años que menores de 5 (800 millones frente a 400). Este cambio brutal en la pirámide demográfica afectará a las relaciones de poder entre los países y a su capacidad de mantener la solidez de su economía con una fuerza laboral menguante y avejentada, al margen de lo que la robótica pueda ofrecer, que los autores del estudio no se atreven a pronosticar, pero que ante esta situación puede ser la única salida para proporcionar a la población los recursos que esta necesita. Por ejemplo, la fuerza laboral de China pasará de los 950 millones a unos 350 millones, y su poder militar se verá seriamente menguado al perder el 65% de los jóvenes entre 20 y 24 años, lo que resultara ser un problema para un país que pretende mantener su hegemonía en el mundo.

Ibrahim Abubakar, del University College de Londres apunta que  "si las predicciones de Murray y sus colegas son incluso medio precisas, la migración se convertirá en una necesidad para todas las naciones y no en una opción”.


En el estudio también se atreven a medir la influencia de la población en el peso político y económico de los países, augurando que países como China y EE UU permanecerán a la cabeza, acompañados por la India, como los países con las mayores economías del planeta por su PIB. Pero la gran pérdida de habitantes provocará que sufra el tamaño de la economía de países como España, que pasa de ser la 13ª economía global en 2017 a la 28ª a finales de siglo, Italia (de 9ª a 25ª), Brasil (de 8ª a 13ª) o Corea del Sur (de 14ª a 20ª).


Y como explica Richard Horton, director de The Lancet, “esta importante investigación traza un futuro que debemos planificar con urgencia”, y añade: “Ofrece una visión de los cambios radicales que habrá en el poder geopolítico, desafía los mitos sobre la inmigración y subraya la importancia de proteger y fortalecer los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. El siglo XXI verá una revolución en la historia de nuestra civilización humana. África y el mundo árabe darán forma a nuestro futuro, mientras que Europa y Asia retrocederán en su influencia. A finales de siglo, el mundo será multipolar, con India, Nigeria, China y EEUU como potencias dominantes. Este será realmente un mundo nuevo, para el que deberíamos estar preparándonos hoy”. 

Como decía al inicio, el mundo puede que no vaya a ser como nos lo pintaron, pero, ¡quien lo sabe! Hay mucha imaginación y mucho arte para que alguien pueda imaginárselo y llevarlo a un lienzo.


Fuente: The Lancet


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