"Trágate esto, que ya lo he masticado yo por tí"


Por L. Domenech

Un interesantísimo artículo de Mario García De Castro publicado en Revista Telos, de la Fundación Telefónica, nos describe como "la actualidad ha dejado de ser un proceso informativo para ser un estado opinativo. Hoy la realidad se conforma a través de la opinión". No hay mas que darse un paseo por las televisiones generalistas y ver como se ha perdido "la antigua uniformidad que separaba con precisión los programas informativos de los contenidos de entretenimiento, en definitiva, la información y la opinión". Hoy los nuevos usuarios ya no distinguen entre los noticieros clásicos, cuyos editores determinaban qué es noticia y cómo deben ser emitidas, y los programas de info-entretenimiento, cuyos contenidos de actualidad pueden ser revisados por los tertulianos, pudiendo llegar a alterar su propio significado para acercar la noticia a los intereses que ellos defienden.
Que nada esté excluido, sea noticia o cualquier otra cosa de la disputa entre unos y otros tertulianos y/o periodistas "debilita la naturaleza originaria de la información como hecho veraz". Las noticias que relatan sucesos, hechos objetivos e irrefutables se convierten en polémicas de entrada gracias a las discusiones entre unos intervinieres de marcado sesgo político. "Es el propio formato del programa de infopinión lo que convierte automáticamente los hechos noticiosos en matizables, interpretables, y finalmente en mensajes persuasivos", y yo diría que incluso tendenciosos políticamente.
En el formato de estos programas, la realidad, saturada de opinión, se vuelve relativa. El conductor del programa, sus invitados, e incluso el propio medio en si mismo acaban participando de una visión subjetiva, y con tintes de intentar influenciar a la opinión pública en función de su linea editorial y de los intereses que defiende. Esta tendencia a opinar de todo hace que la visión de un tertuliano en las antípodas ideológicas del otro tenga la misma validez, pero casi siempre de signo contrario una respecto de otra,  cuando ambas se refieren a un mismo hecho objetivo. Todo es relativo como dije, pero o es blanco o es negro; lo que es verdad para uno, es mentira para el otro; una opinión deslegitima la contraria. Ya no cabe la distinción entre verdad y mentira porque todo acaba siendo opinable. Cuando invitan a un experto para ampliar el conocimiento de un hecho que es noticia, cuando este finaliza su intervención, esta es sometida a la opinión del periodista/tertuliano con clara tendencia política que la matiza arrimando el ascua a su sardina de parte, lo cual me parece un atrevimiento y una desfachatez a la vez.
El resultado de todo esto "no es solo la banalización de la realidad sino el regreso de la propaganda frente a la información de los hechos. Es la intoxicación de la realidad". 
Un conocido presentador de uno de estos programas con cierto carácter satírico, suele repetir una frase, y cito: "Ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad".
Ya nos ofrecen las noticias como realidad ya masticada por los tertulianos: "Trágate esto, que ya lo he masticado yo por ti.


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