¿Qué supimos durante la audiencia a los CEO de las Big Tech del miércoles? Mucho por la documentación mostrada, y casi nada de lo que nos dijeron los CEO


Por L. Domenech

El subcomité judicial antimonopolio de la Cámara de Representantes de los EE UU, durante el último año reunió más de 1 millón de documentos de Google, Apple , Facebook y Amazon (GAFA),  en su investigación antimonopolio contra estas empresas. Estos documentos son la base probatoria para construir un procedimiento antimonopolio  contra los cuatro gigantes tecnológicos.

Por ejemplo, Mark Zuckerberg CEO de Facebook todavía no parece comprender la magnitud del problema de la desinformación globalmente destructiva y el discurso de odio que habita en su plataforma. Tim Cook, el CEO de Apple sin embargo lucha por defender cómo Apple obtiene un porcentaje  del 30% de los ingresos de algunos de sus desarrolladores por la venta de sus productos a través de la tienda de aplicaciones. Los jóvenes emprendedores visionarios y atrevidos que fundaron Google, ahora son de mediana edad y han renunciado a sus funciones ejecutivas, desapareciendo en silencio mientras que Alphabet y el CEO de Google, Sundar Pichai, dirigen la empresa. Mientras,  el CEO de Amazon, Jeff Bezos, negocia un trato de favor con Apple para que su aplicación Prime Video  entre en  Apple TV en condiciones ventajosas respecto a otras empresas.

El acuerdo entre Amazon y Apple fue particularmente interesante. Las dos compañías habían estado en un punto muerto desde que en 2016 más o menos,  Apple abriera Apple TV a todas las aplicaciones de video de terceros. Pero a Amazon le faltaba estar en Apple TV, y los documentos publicados el miércoles revelan que fue porque Amazon no quería pagarle a Apple el porcentaje estándar del 30% de sus ventas por hacerlo a través de la plataforma de Apple. Eso contradice el testimonio de Tim Cook de ayer, cuando dijo que Apple trata a todas las aplicaciones por igual. Según los correos electrónicos, Amazon recibió un trato especial de Apple que otras aplicaciones no obtuvieron.

Entonces, Bezos se reunió con el vicepresidente de Apple a cargo de Apple TV, Eddy Cue, y negoció un recorte del 15%. Poco después de que se hizo ese acuerdo, Amazon también comenzó a vender productos de Apple. ¿Compensación? Puede.


Un claro ejemplo de como estas grandes empresas engullen a otras mas pequeñas, lo tenemos con Amazon.

Hace aproximadamente una década, Amazon estaba en fuerte competencia con una creciente empresa de comercio electrónico llamada Quidsi, que operaba a través de Diapers.com y Soap.com. Los documentos muestran que Amazon bajó intencionalmente los precios de los pañales en su tienda para debilitar a Quidsi.

"Ya hemos iniciado un" plan para ganar "más agresivo contra diapers.com", escribió un ejecutivo de Amazon en un correo electrónico publicado por el subcomité. "En la medida en que este plan debilite el negocio principal de los pañales para diapers.com, retrasará la adopción de Soap.com".

Y otro correo electrónico de Amazon se dice: "son ​​nuestro competidor número 1 a corto plazo ... ,necesitamos igualar los precios de estos tipos sin importar el costo".

Después de eso, Amazon terminó comprando Quidsi por alrededor de $ 500 millones. Amazon cerró Quidsi casi siete años después. Quidsi no tuvo muchas oportunidades de crecer y progresar debido a la presión de los precios causada por su mayor competidor Amazon.


Algo parecido sucede con Facebook, por ejemplo, que adquirió Instagram por $ 1 mil millones en 2012, o Whatsapp por una buena cantidad de dinero, no porque le interesase, sino para neutralizar ambas porque podrían ser grandes competidores. Teniendo en cuenta que hay evidencias suficientes como para obligarla a hacer algo tan difícil como retrotraer esas operaciones, escindiendo en trozos la compañía con el fin de evitar la monopolización del mercado, este es el tipo de legislación que habría que elaborar con el fin de reducir estas prácticas.

Aquellos que trabajan en IA no solo deben garantizar la eficacia de lo que hacen, sino comprender de manera integral los posibles daños para las personas a las que se aplica la IA que pueden causar. Esa es una forma más madura y justa de crear tecnologías, con productos y servicios que cambien el mundo. Afortunadamente, muchas voces prominentes en IA están liderando el campo en ese camino.

El mejor ejemplo conocido últimamente  fue la reacción generalizada que hubo ante un servicio llamado Genderify, que prometió utilizar el procesamiento del lenguaje natural (PNL) para ayudar a las empresas a identificar el género de sus clientes utilizando solo su nombre, nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Toda esta pretensión de la citada empresa es absurda y presenta numerosos problemas éticos y legales, y fue por esto cuando la gente de AI se puso en contacto con ella para ponerla a prueba, y encontraron que previsiblemente estaba terriblemente sesgada.

Es frustrante para muchos expertos en la IA que sigan apareciendo ofertas de IA tan mal concebidas y tan mal ejecutadas, como para que cualquier emprendedor poco escrupuloso intente abrirse un hueco en el mundo de la IA con finalidades poco éticas. Pero la eliminación rápida y generalizada de Genderify ilustra el poder y la fuerza de esta nueva generación de investigadores y profesionales de IA con principios tiene.


Pero aún hay una inmensa cantidad de trabajo por hacer, y muchas más batallas en las que luchar quedan por delante a medida que la IA se convierte en el próximo conjunto dominante de tecnologías. Cuando ves a gigantes tecnológicos como IBM, Microsoft y Amazon retirando inversiones masivas en reconocimiento facial por las dudas que el uso de esta herramienta genera, es una señal de que la batalla progresa. En realidad, no importa cuáles sean sus verdaderas motivaciones, ya sea para una cobertura narrativa para la prensa, para una capitulación ante el dominio del mercado por parte de otras compañías, una medida calculada para evitar un posible castigo legislativo o Gubernamental, o simplemente un truco de relaciones públicas para engordar el negocio. El hecho es que, sea por el motivo que sea, esas compañías consideran que es más ventajoso reducir la velocidad y asegurarse de que no están causando daños que seguir moviéndose rápidamente y rompiendo cosas cosas por el camino, como lo haría un elefante en una cacharrería.


El nuevo mundo de la IA se mueve entre media docena de compañías, y eso es algo que hay que corregir de manera decidida. Hay que pasar de la era en que las Big Tech compraban a las empresas que destacaban para incorporarlas a su emporio con el fin de hacerlo aún mas gigantesco, a otra era en la que de nuevo productos, servicios, aplicaciones y novedades protagonizados por innovadores y emprendedores de todo tipo que simplemente tenían una idea, la desarrollan, la ponen en marcha, la lanzan, y triunfan. 

Ahora el Congreso de los EE UU ya sabe lo que hay en ese puchero. Conoce de sus ingredientes naturales, pero también sabe que hay mucha química, mucho conservante -del poderío propio-, mucho neutralizante -del poderío ajeno-, y mucho saborizante -la fuerza comercial que proporciona la IA y que hace que sus productos y servicios lleguen a ser  imprescindibles para todos y nos hagan tan dependientes de los mismos-. La recuperación de una mayor competitividad, de una mayor capacidad de nuevo emprendimiento, nos proporcionará una economía mas dinámica, mas creativa y con mayor capacidad de desarrollo y crecimiento. Mejor mas empresas pequeñas, medianas e incluso grandes en plena competencia, que no grandiosos conglomerados tecnológicos que como en el caso de los agujeros negros, absorben todo lo que se aproxima a su entorno gravitacional engullendo empresas para sacarlas del mercado, o para incorporar sus tecnologías propietarias a su ADN empresarial.


Fuentes: CNBCThe Venture BeatThe VergeEl Blog de Enrique Dans

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