Estudiantes y universidades de luto por la salida del Reino Unido del programa Erasmus+


Boris Johnson en Bruselas. Shutterstock / Alexandros Michailidis
Eszter Wirth, Universidad Pontificia Comillas

Tras haber alcanzado un acuerdo comercial a ultimísima hora con las instituciones de la Unión Europea el pasado 24 de diciembre, muchos comerciantes y políticos a ambos lados del canal de La Mancha parecían respirar con alivio. No obstante, el acuerdo no solo supone la salida del Reino Unido del mercado común europeo y de la unión arancelaria, sino también de uno de los programas comunitarios más exitosos, el programa Erasmus+.

Se trata de una política comunitaria establecida en 1987 que fomenta y financia el intercambio de estudiantes, graduados y profesores entre los países miembros con un presupuesto anual de 14 700 millones de euros. Pero también admite la participación de estados no miembros de la UE, como son Noruega, Islandia, Serbia o incluso Turquía. Por tanto, salida del Reino Unido no era un impedimento para terminar su participación en el Erasmus+.

Un análisis de coste-beneficio erróneo

El anuncio de la retirada del Reino Unido sobrecogió a parte de la comunidad educativa, debido a que Boris Johnson había prometido en enero de 2020 mantener la participación y financiación en dicho programa pese a la culminación del Brexit.

El propio Johnson reconoció que fue una decisión dura, pero no compensaba por su alto coste económico: en 2019 el país aportó casi 200 millones de euros, siendo contribuyente neto. A cambio, su gobierno prepara un programa alternativo, el programa Turing, en honor al matemático británico Alan Turing, dotado de 100 millones de libras (unos 110 millones de euros). Solo estará disponible para 35.000 estudiantes británicos cada año, permitiéndoles realizar intercambios no solo en Europa, sino en todo el mundo desde septiembre de 2021. Obviamente, se trata de un programa menos dotado de recursos financieros.

No obstante, la Cámara de los Lores ya advirtió en un informe que será difícil sustituir el Erasmus+ por otro programa nacional, puesto que habrá que diseñarlo casi desde cero y negociar con nuevos socios potenciales. Se trata de un proceso burocrático largo, consistente en negociar tasas académicas o convalidaciones de créditos.

¿Pérdida de influencia académica para el Reino Unido a largo plazo?

El Reino Unido envió de media unos 16 000 alumnos y recibió unos 31 000 en los últimos cinco cursos académicos vía Erasmus+. Fue el segundo país preferido por los estudiantes españoles para realizar intercambios, tras Italia, y España fue el país que más estudiantes británicos acogió en los últimos años.

El efecto de Brexit en los intercambios Erasmus +: por país y número de intercambios. Euractiv

Los estudiantes y profesores del Reino Unido podrán seguir realizando intercambios en la UE, ya que existirán acuerdos bilaterales entre universidades británicas y comunitarias. Pero si quieren permanecer durante más de 90 días de 180, tendrán que solicitar un visado, salvo en el caso de la República de Irlanda, con la que el Reino Unido mantiene la libre circulación de personas.

Por otra parte, los estudiantes y académicos comunitarios que decidan realizar su intercambio en el Reino Unido –ya sin beca Erasmus, sea con fondos propios o con la ayuda de gobiernos nacionales o regionales– también tendrán que solicitar un visado de estudiante si sus estancias son superiores a seis meses, con un coste de 348 libras. Esto podría disuadir a muchos estudiantes de pedir como destino el Reino Unido, un país con alto coste de vida.

La República de Irlanda ha confirmado que seguirá costeando el programa Erasmus+ para los alumnos no irlandeses como símbolo de fraternidad e inversión en el futuro. Por su parte, el gobierno escocés está muy disgustado con la salida del Reino Unido del programa: la primera ministra, Nicola Sturgeon, lo ha calificado como “vandalismo”. Y no es para menos, las universidades de Edimburgo y de Glasgow, ambas escocesas, se encuentran entre las tres instituciones que más estudiantes Erasmus han recibido en los últimos años.

La decisión de Johnson ha sido recibida con apatía por el resto de las universidades británicas. Por supuesto, las de mayor prestigio, como las de Oxford o Cambridge, no esperan ver peligrar su atractivo ni sus ingresos, pero sí las menos conocidas, que se han beneficiado del programa Erasmus no solo gracias al gasto de los estudiantes comunitarios, sino por fomentar su soft power en la Europa continental. Además, sus solicitudes han descendido debido a la pandemia y las restricciones de movilidad en el último año.

La Universidad de Glasgow es la que más estudiantes de Erasmus+ podría perder. Wikimedia Commons

Desde luego, la falta de becas y los trámites burocráticos desanimarán a muchos estudiantes y académicos comunitarios, entre ellos los españoles, a realizar una estancia en el Reino Unido, lo que podrá incrementar el atractivo de países de la UE con altos niveles de inglés, como Holanda, Dinamarca, Suecia, y, por supuesto, la República de Irlanda. Para las instituciones académicas del Reino Unido supondrá una pérdida de ingresos y de influencia cultural y diplomática.The Conversation

Eszter Wirth, Profesora de Economía Internacional (ICADE), Universidad Pontificia Comillas

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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