La privacidad en la Red. Boris Johnson en la 74ª Asamblea General de la ONU
Nuestra libertad está en peligro por la peligrosa cesión de nuestros datos y nuestra intimidad.
Por Luis Domenech / Abril 12, 2021
He podido seguir el discurso de Boris Johnson en la 74ª Asamblea General de la ONU, gracias al aviso enviado por uno de mis buenos amigos que me siguen, y he de decir que me ha dejado asombrado su discurso por su valentía, por su oportunidad y por la claridad con la que se expresó. Su discurso versó sobre la pérdida de privacidad por la cesión de datos a las tecnológicas, y por los peligros que esta cesión encierra, dada la pérdida de libertad y el daño que esta pérdida puede ocasionar a las personas.
Hace tiempo que vengo dando caña en las redes sobre la importancia que tiene la cesión de datos a las tecnológicas, lo que hacemos cuando usamos sus servicios o sus aparatos (los famosos Devices). Da igual que sea el móvil, el coche, el reloj o la nevera. Da igual que sea a Google, Apple, Facebook, Amazon, o Spotify (y si, hay diferencias entre estas en lo que a respetar a los usuarios se refiere).
El caso es que se están apropiando de nuestras vidas sin que nos enteremos, y todo porque todo es gratis. Es ya muy conocida la frase que dice que "si es gratis, es que el producto eres tu". No será porque no nos hayan avisado. Diariamente seguimos haciendo click aquí y click allá. Seguimos pinchando los Me Gusta indiscriminadamente, utilizando los emojis que delatan nuestras emociones, sin pensar en las consecuencias de estos actos.
Estamos perdiendo nuestra libertad, aunque salgamos a manifestarnos en las calles gritando por esa libertad que ya no nos pertenece. Perdemos nuestra libertad, porque gracias a la cesión de esos datos, estamos permitiendo que nos manipulen en todos los sentidos. Nos manipulan el pensamiento inundando nuestro correo de discursos dirigidos en función de nuestras posiciones de pensamiento que bien conocen. Nos manipulan desde la publicidad, al enviarnos anuncios en función de lo que nos interesa, y esto que parece bueno, no lo es al implicar que nos hayan penetrado el pensamiento analizando los datos procedentes de redes, navegadores, aparatos, interfaces como Alexa o Siri, etc.
Saben lo que compramos, el estilo de música que nos gusta, que tipo de literatura nos interesa, cual es nuestro color preferido, que aficiones tenemos, si nos gusta la fotografía o el bricolage. Saben si tenemos pareja, o hijos, saben quienes son nuestros amigos, nuestro círculo mas próximo y los no tan próximos, porque les facilitamos esta información de manera ordenada. Saben a donde queremos viajar, que banco tenemos, saben los datos de nuestras cuentas, nuestra talla de ropa, el número que calzamos, conocen nuestra filiación política, nuestros datos médicos, donde vivimos y a donde vamos, pues nos tienen permanentemente localizados, etc. Lo saben TODO de nosotros.
Y, ¿Donde se guarda toda esa información?
Nos dicen que está en la nube. Si, como la lluvia, por lo que cualquier día nos puede caer sobre la cabeza en forma de granizo. Que inocente parece, ¿verdad?
Pero toda esta información está residenciada en gigantescas bases de datos, organizada mediante potentes algoritmos, para ser utilizada a petición de quien pueda pagar su coste, con sabe Dios con que finalidad. Sus dueños son empresas como Google, Facebook, Apple, Instagram, WhatsApp, Tweeter, Telegram, Pinterrest, Tok Tok, LinkedIn, etc. Sus clientes son empresas que nos venden de todo, partidos políticos que nos manipulan -especialmente en época electoral-, Gobiernos e instituciones, consultoras, bancos, etc.
La semana pasada hemos conocido que han penetrado los servidores de Facebook y sustrajeron los datos de 530 millones de personas. Esto es el 7,5% de la población mundial, casi nada. Puede que la ciudadanía no le haya dado mucha importancia a esta noticia. Pero hoy se, porque lo he podido averiguar, que entre los datos sustraídos, están el mail y el móvil mío y el mail y el móvil de mi mujer, y sabe Dios, que yo no, que mas es lo que me han sustraído de estos servidores. Puede que sus datos, los de usted, también hayan sido sustraídos. ¿Le preocupa? Debería de preocuparse, pues pueden hacerle mucho daño con esa información.
Yo ya he tomado medidas, una vez que fui consciente de la gravedad de la situación.
He tomado precauciones en la red. He reforzado los antivirus, he cambiado de navegador y de buscador, he abandonado ciertas redes, he introducido bloqueadores de publicidad, no acepto las cookies, he seleccionado y revisado mis fuentes de información, y seriamente me estoy planteando abandonar Facebook y sus satélites WhatsApp e Instagram, que son las mas peligrosas de todas, dada su falta de empatía con sus usuarios y su ausencia de escrúpulos, mas la avaricia por la obtención del beneficio de quienes las dirigen. Para ellos somos datos que convierten en mercancías que venden al mejor postor. Hoy soy consciente de este peligro, y he buscado la manera de protegerme y proteger lo mío, dentro de mis limitaciones.
Habrá quien piense que me he vuelto un maníaco de la red. No es así. El discurso de Boris Johnson me señala que el peligro es cierto. Que al menos su Gobierno ha tomado conciencia de este asunto, y que piensa ponerle remedio. Pienso que otros Gobernantes deberían de tomar nota, y hacer otro tanto por sus países, para dotarles de Leyes y regulaciones que protejan los derechos de sus ciudadanos. Especialmente en la Unión Europea, y mas concretamente en nuestro país, España. Este asunto debería de entrar a formar parte de lo que se denominan Políticas de Estado, para consensuarlas y llegar a acuerdos que permitan una posición común y una política común en esta materia.
Hasta que llegue ese momento, yo quiero fijar mi opinión al respecto, y esta es que prefiero que el control de la regulación esté en las instituciones internacionales, para que estas controlen a los gobiernos, para que estos controlen a su vez a las empresas, y no que las empresas puedan controlarnos directamente a todos nosotros, y que puedan hacerlo sin que a ellas nada ni nadie las controle.
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