No a FLoC: otra buena jugada de Brave
Por Enrique Dans /
Brave publica una nota, «Why Brave disables FLoC«, en la que comunica que el nuevo sistema de segmentación de usuarios planteado por Google como alternativa a las cookies de tercera parte, llamado Federated Learning of Cohorts, o FLoC, no funcionará para los usuarios de su navegador.
Con el movimiento, Brave se posiciona en el mismo sentido que el buscador DuckDuckGo (con el detalle de que con DuckDuckGo puedes bloquear el sistema de Google incluso cuando utilices su propio navegador, Chrome) o que la Electronic Frontier Foundation (EFF), que recientemente publicó un artículo en el que calificaba a FLoC como una «idea terrible».
Pero ¿qué es ese FLoC de lo que tantos parecen abominar? Federated Learning of Cohorts o FLoC es la solución propuesta por Google cuando planteó la eliminación de las cookies de tercera parte como forma, según ellos, de hacer posible la personalización de la publicidad sin compartir el comportamiento individual de navegación de los usuarios. La idea, básicamente, proviene del conocido dicho «birds of a feather flock together» (que podríamos traducir posiblemente con su equivalente del refranero español como «dios los cría y ellos se juntan» :-) y trata de asignar al usuario a un cluster determinado mediante una serie de técnicas que, según la compañía, definen un comportamiento supuestamente respetuoso con la privacidad.
¿Cuál es el problema? Precisamente ese: que los usuarios no queremos ser asignados a clusters ni ser revendidos a nadie para que nos ponga anuncios. Estamos hartos, como bien dice John Gruber, de que exista una industria multimillonaria basada en la abyecta traición a nuestra privacidad, y de que los sociópatas que la construyeron tengan derecho a salirse siempre con la suya. Cada anuncio personalizado se ha convertido en una persecución, en la evidencia de que estamos bajo vigilancia permanente, en la demostración de que no hay nada, ni aunque se llame «modo incógnito», que nos proteja de ese espionaje continuo, que no nos queda ninguna esquinita perdida en nuestra habitación en la que refugiarnos para estar a salvo del Gran Hermano.
Básicamente, lo que Google pretende es convencernos de que respeta nuestra privacidad, mientras utiliza un complejo sistema para caracterizarnos colocándonos en un grupo con unos atributos muy concretos, mientras sigue vendiéndonos a los anunciantes, y mientras se sigue situando en una posición central que le permite conocer todos nuestros datos. ¿Por qué? Porque es la única manera que encuentra de seguir justificando un tipo de publicidad que cada día abominamos más, de la que proviene el grueso de sus ingresos, y que, además, cada día genera más dudas sobre su eficiencia. Un esquema que aún no prueba en Europa porque no cumple con la GDPR, y que, como el creador de Brave, Brendan Eich, asegura, es un paso en la dirección equivocada, que sigue compartiendo con los anunciantes lo que hacemos en la web y posibilitando que se nos persiga igual que como lo hacían mediante las cookies.
La pretensión de Google de redefinir la privacidad y convencernos de que es algo completamente diferente no está funcionando, como no funcionó la de redefinir el significado de «incógnito». Y usar Brave es una de las formas de evitarlo. Cada día estoy más convencido de que mi decisión de cambiar valió la pena.
El Artículo original se puede leer en el Blog de Enrique Dans
This article is also available in English on my Medium page, «Why Brave is right to dismiss Google’s latest bid to control our online movements«
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