El covidiotismo. Un nuevo fenómeno social
Luisondome
Enero 12, 2022
Covidiota es un nuevo término usado para identificar y definir a quienes niegan cualquier medida de protección frente a Covid que ellos rechazan de plano en uso de su derecho de libertad, por lo que se oponen a cualquier tipo de imposición que pueda limitar o impedir cualquiera de sus derechos y libertades. Son los negacionistas de la pandemia, covidhackers, antivacunas, ultralibertarios, antimascarillas, anticonfinamiento, etc.
El hecho de no aceptar las múltiples razones habidas para la toma de estas medidas, porque (y esta es la única razón que argumentan) limitan su libertad para aceptarlas o rechazarlas, sin argumentos válidos que soporten esta posición, es lo que configura la segunda parte del nuevo término.
Una vez definido el término, ya podemos decir que hay covidiotas en todos los tramos de la sociedad civil, en todos los países del mundo, de todas las razas y credos.
Hay covidiotas gubernamentales, como Boris Johnson, Jair Bolsonaro, López Obrador o Donald Trump. Estos son los megacovidiotas Extra Premium Plus, por la influencia que tienen sobre la política de un país, y por el daño supremo que le pueden causar a este. Que casualidad de que los datos del comportamiento de la pandemia de los países que fueron o son gobernados por estos megacovidiotas, los sitúan entre los peores del mundo.
Boris Johnson por ejemplo, se ha ganado a pulso el honor de ser el Primer Ministro Covidiota del Reino Unido porque mientras con una mano firmaba ordenes de confinamiento de ciudadanos de su país por la pandemia, con la otra sostenía para la firma una serie de invitaciones a la fiesta (Partygate) que organizó el pasado Mayo de 2020 en el 10 de Downing Street, lo que causo gran indignación en todo el país.
De Jair Bolsonaro y su negacionismo pandémico poco se puede añadir que la gente no sepa. Sus paseos entre las masas sin portar la mascarilla, sus manifestaciones en contra de todo tipo de medidas preventivas frente a Covid y su resistencia a tomar este tipo de decisiones, lo elevan al podio de la máxima expresión del covidiotismo mas absoluto.
En este mismo nivel, ex-equo, hay que situar a Donald Trump, covidiota mayor de los EE UU, afortunadamente hoy expresidente, pero actualmente covidiota, porque si bien cambió su status político, mantiene integra la estupidez que lo caracteriza, fruto de su ego y de su necesidad de estar dando continuamente la nota. Afirmar como afirmó, que “contraer Covid fue una gracia de Dios”, nos da una idea de su contribución a la salud del mundo mundial. En otra ocasión comentó que “inyectar desinfectante podría ser un tratamiento para los enfermos de Covid” ya es el no va mas de la ignorancia. Esa afirmación lo convirtió en un tipo peligroso, y era un Presidente de los EE UU.
Ocupan a su vez un lugar destacado en la escala del covidiotismo algunos de los personajes célebres o famosos, en sus diversas categorías. Deportistas como Kimmich, Irving o Djokovic que se niegan a ser vacunados, cantantes como Miguel Bosé, máximo paladín nacional del negacionismo, que no para de rajar en contra de las vacunas y demás medidas preventivas, o Alaska, que afirma no se negacionista, sino defensora de la libertad de expresión, por lo que no se postula frente a la posición de Miguel Bosé y otros; o presentadores de televisión como la inefable e inculta Paz Padilla que lo pilla y lo niega a la vez con, o personajes del mundo del cine o el teatro como Victoria Abril,
En un escalón por debajo del negacionismo están los dudacionistas, entendiéndose por tal a aquellas personas que si bien no reniegan de las vacunas, si muestran dudas respecto de su eficacia y seguridad. Es el caso de cantantes como Rafa Sanchez, de La Union, o el cómico Javier Cansado. Pero el negacionismo es una cosa, y el mostrar dudas sobre algo es otra muy diferente, que no causa tanto impacto en la sociedad. Cualquiera puede mostrar dudas ante la evidencia, pero negar la evidencia es otra cosa muy diferente.
El caso de Novak Djokovic es el mas reciente para incluir en la paranoia del covidiotismo. Para jugar un torneo de Gran Slam en Australia, no dudo no solo en saltarse todas las regulaciones del País al que pretende viajar, Australia, sino las del suyo propio, Serbia. A las autoridades australianas les mintió, aún conociendo que dio positivo el 16 de Diciembre. A los periodistas que le entrevistaron en Serbia les ocultó que era positivo, se saltó el aislamiento en su país para viajar a Australia donde fue retenido por orden del gobierno y liberado por un juez, enfrentando a ambas instituciones australianas, y por no renunciar a su torneo, pone a su país frene a Australia, creando un conflicto diplomático y político entre ambos, y dividiendo a la opinión pública mundial polarizando esta hasta el extremo de "o estas conmigo, o contra mi". Toda una escalada de sin sentidos y despropósitos , con el apoyo familiar y de sus incondicionales hooligans.
Todo este covidiotismo imperante se mantiene impasible frente a los datos de los centenares de miles de contagiados, las decenas de miles de hospitalizados, los miles de ingresados en UCIS y los miles diarios de muertos por la pandemia. Eso no cuenta para los covidiotas. Son indemnes al dolor y al sufrimiento, hasta que caen víctimas del contagio por Covid, y son hospitalizados y salvados o no, por el sufrido personal sanitario al que jamás tuvieron en cuenta.
Alguno de estos covidiotas pereció por su propia estupidez. Como en el caso de Jorge Lis, subcampeón del mundo de motociclismo en 125 cc., o Frederic Sinistra, campeón del mundo de Kickboxing y reconocido antivacunas que falleció por Covid a sus 41 años, aunque su familia negara que el virus fuera el causante de su muerte. De Covid murió también el cantante y rapero Marcus Birks que cuando supo que se iba a morir, aconsejo a través de la BBC que la gente se vacunara.
Los covidiotas creen que son impenetrables al virus, y que por muy libre que este campe por el aire, ellos no van a contraer la enfermedad. Por eso no necesitan vacunarse. Son covidiotas los jóvenes negacionistas que se creen fuera de peligro porque su juventud les protege del virus, desconociendo que hay jóvenes que han fallecido por Covid.
Es posible que ante la evidencia acumulada en este tiempo de pandemia, el covidiotismo vaya disminuyendo en nuestra sociedad. Yo así lo espero. Pero el ser humano es como es, y precisamente por ello no hay nada garantizado. Pienso que el virus vino para quedarse, y el covidiotismo también.
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