Sobre la obsolescencia de los móviles y la dependencia de los abuelos de sus móviles
Luisondome
Dejemos tranquilos a los abuelos y a sus móviles, de los que tienen una fuerte dependencia.
Un artículo publicado en su Blog por Enrique Dans bajo el título de “Tecnología y Durabilidad”, en el que se hace eco de otro artículo publicado en The New York Times bajo el título de «A Smartphone That Lasts a Decade? Yes, It’s Possible«, suscita en mi algunas dudas y preocupaciones sobre las que quiero dar mi opinión.
Nos plantean tanto Enrique como el rotativo neoyorkino en sus respectivos artículos algo que tiene que ver con la obsolescencia programada y tecnológica, pero que trasciende al ámbito social, y que afecta especialmente a las personas mayores.
La primera pregunta que nos plantea Enrique en su artículo es: ¿Puede diseñarse un smartphone que dure una década?
La respuesta no es «seguramente sí», como dice Enrique, la respuesta es si, seguro, si se lo plantearan siquiera, claro que lo diseñarían. Otra cosa es que desde el punto de vista de su negocio, a las marcas fabricantes les interese, que no les interesa, entre otras cuestiones porque con decisiones como esta se fragmenta el mercado, reduciéndose la economía de escala
Yo tengo un iPhone SE de 1ª generación, y para lo que utilizo el teléfono, que es para muchas cosas, tengo suficiente. Solo me da problemas con algunas apps para las que ya no dispongo de actualizaciones, pero en general, funciona bien en lo que de el necesito, por. lo que no necesito gastar dinero en uno mas moderno, que no mejor para mi necesariamente.
Después pregunta: ¿Realmente alguien tendría algún interés en seguir utilizando dispositivos con un procesador que hoy consideraríamos arcaico, con una capacidad de almacenamiento minúscula comparada con los estándares actuales, y que como mucho alcanzan a conectarse en 3G?
La respuesta correcta es la del gallego: depende. Hay un buen porcentaje de personas que no entienden de procesadores. No saben si el de su teléfono es arcaico o ultramoderno. Saben de sus prestaciones, que pueden hacer una llamada, que pueden enviar un mail, y saben que cuando ya no les sirve, bien porque esta viejo, o porque falla o tiene averías, simplemente van a la tienda y se compran un móvil nuevo. Si pueden llamar, si tienen guasap, si el móvil saca fotos, si pueden ver el mail o enviar un SMS, ya esta para ellos todo bien. No necesitan mas, y no necesitan pagar mas dinero por algo que ni saben valorar, ni necesitan. En esta situación hay millones de usuarios y esto debería de tenerse en cuenta.
La 3ª pregunta dice: ¿Querríamos – o podríamos, realmente – utilizar hoy en día un iPhone 5 o un Samsung S3?
En este caso creo que la pregunta ya está contestada. Pero quiero añadir algo mas a este respecto: Pienso que se debería de respetar mas los derechos de los clientes que tienen un dispositivo de cualquier marca desde hace años, y que se les debería procurar el tener su smart en buena utilidad hasta donde sea posible, por lo menos en las cuestiones básicas, y en esta cuestión, los reguladores si podrían obligar a las empresas a garantizar el servicio de estas prestaciones básicas, como las llamadas, los mails, cámaras, grabadores, software básico como calendario, texto, agenda, mapas, mensajes, redes, servicios bancarios, etc.
Es correcto decir que «Cada uno, en función de sus circunstancias, de su presupuesto y de la criticidad que otorgue a la tecnología que lleva en el bolsillo, toma sus decisiones de reemplazo».
Opino lo mismo. Pero hay que asegurar esta posibilidad, y no obligar a que por una sola necesidad, alguien se pueda verse obligado a gastar 1.500 euros en un móvil. Por otra parte, espero que el 4G se mantenga muchos años. Yo no necesito el 5G para nada, reconociendo su utilidad para muchas otras cosas que yo no necesito.
El “asegurar el retorno de los dispositivos antiguos que funcionan bien”, tal y como explica Enrique, me parece imperativo. Pero no solo el retorno, también la utilidad.
En una cosa si que estoy frontalmente en desacuerdo con Enrique, cuando se refiere a los » segmentos muy marginales del mercado tecnológico que pretenden dar a un dispositivo de ese tipo una durabilidad de una década» , pues apreciado Enrique:
No estás hablando de un «consumidor recalcitrante que se aferra a su dispositivo antiquísimo como si fuera una reliquia y que acepta todas sus evidentes limitaciones una década después de haberlo adquirido», esto me parece incluso injusto.
Estás hablando de muchos consumidores y usuarios que tienen ese dispositivo porque es el único que entienden. Para ellos, que no son recalcitrantes, no es una reliquia, ni una antigualla, es algo que les es útil, y solo por eso habría que respetarlo, y si que tiene limitaciones, pero será para otros, no para ellos.
Y si aplaudo la última afirmación de Enrique Dans cuando dice: “A lo mejor, lo que tenemos que hacer es, simplemente, aplicar a los mercados tecnológicos un poco de equilibrio y de sentido común…”
Espero que así sea. Si hay sentido común, no se dejará a este tipo de consumidores al pié de los caballos al privarles del uso de sus dispositivos, por los que tanto pagaron, y que ahora por una obsolescencia programada que debería estar regulada, pueden perder porque dejen de funcionar. Ese es el equilibrio que el mercado de productos tecnológicos necesita, con especial cuidado en los productos tecnológicos de uso personal, como son los móviles, y con un muy especial cuidado de las personas mayores, tan necesitadas y dependientes de sus dispositivos de comunicación.
Entonces yo pregunto: ¿Nos estamos en el transito de una economía horizontal en la que prima el comprar, usar y tirar, hacia una economía circular en la que prime la durabilidad, la reutilización y el reciclaje?
Pues hagamos eso, y dejemos en paz a los móviles de los abuelos.
Referencias:
1. ¿Qué móvil regalo a mis abuelos? Los mejores teléfonos para personas mayores
2. Los mejores móviles para gente mayor
3. Móviles para mayores con WhatsApp: ocho modelos para todo tipo de abuelos
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