¿Hasta donde llega la corrupción en las élites deportivas? Un ejemplo.
Luisondome
Nunca se debe de generalizar, pues siempre pagan justos por pecadores, pero si se puede hacer una pregunta de manera generalizada ante el desconocimiento. La pregunta que me hago es, ¿Hasta donde llega la corrupción en los deportes?, porque de todos es conocido que corrupción hay, casos ha habido para corroborarlo. En el mundo del deporte se mueve mucho dinero, si bien en unos deportes mas que en otros. En algunos de ellos es enorme la cantidad de dinero que mueve. Uno de estos deportes, quizás el que mas, es el futbol.
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Pronto comenzará en Campeonato Mundial de Futbol que se ha de celebrar en Qatar, quizás el mas extraño de los celebrados hasta el momento. El futbol es uno de los deportes mas populares a nivel global, y uno de los que mas practicantes y seguidores tiene en los cinco continentes, siendo uno de los que mas economía genera en su entorno.
Quizás de manera generalizada también se puede afirmar que donde se mueve el dinero, florece la corrupción, pues el agua de riego de la corrupción se llama poder e influencia, y el sol que la hace florecer se llama dinero. Quienes investigan los recovecos de la corrupción e intentan descubrir a los corruptos, dicen que la mejor manera de averiguarlo es siguiendo la pista del dinero.
Plano de Qatar con la ubicación de las sedes del Campeonato |
En torno al mundial de Qatar están ocurriendo una serie de sucesos extraños. Bien es cierto que hace décadas que la FIFA ha decidido expandir sus fronteras y les entregó a países con poca tradicional futbolera la posibilidad de ser sede de una Copa del Mundo. Comenzó con Estados Unidos en 1994 y continuó con Corea-Japón 2002. Esto se tornó casi una costumbre después de Sudáfrica 2010 y Rusia 2018.
Para la elección de la sede actual, después de que México e Indonesia, quienes habían mostrado interés, se dieran finalmente de baja, el Comité Ejecutivo de FIFA debió elegir entre cinco países: además de Qatar también compitieron Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Australia. Nunca hubo dudas sobre el favoritismo del Medio Oriente. Finalmente se decidió que en 2022 habrá un nuevo organizador: Qatar, un pequeño país con una gran afición por el futbol, que nunca pudo participar en in mundial al haber sido eliminado en cada una de las ocasiones. En esta Edición participará en el mundial como país anfitrión y organizador del evento. ¿Sería correcto entonces afirmar que Qatar pudo participar en un mundial de futbol gracias a su dinero?
En tanto, Estados Unidos, que perdió “la final” por 14-8, tampoco se fue con las manos vacías y organizará la Copa 2026 junto a Canadá y México. En esta ocasión superó a Marruecos, que apostaba a ser el segundo africano anfitrión.
Gianni Infantino, Presidente de la FIFA |
Ahora dejémonos de generalidades y vayamos al fondo de lo que pudo suceder en torno a esta elección. El pasado 20 de Octubre, el periodista francés Rémi Dupre publicó en el diario Le Monde un artículo titulado ‘Copa Mundial 2022: los estrechos vínculos del presidente de la FIFA con Qatar’. En dicho artículo recuerda que, en 2020, la FIFA retiró su denuncia por corrupción contra el catarí Nasser Al-Khelaïfi, presidente del Paris-Saint-Germain, directivo de la UEFA y máximo mandatario de Bein Sports, el medio de comunicación con sede en Qatar que domina la retransmisión deportiva en el norte de África y Oriente Medio, con ramificaciones cada vez más potentes en el resto del mundo. Al año siguiente, Gianni Infantino, presidente de la FIFA, fijó su residencia en Doha, capital del mundialista emirato, algo que se sale de lo normal, pues nunca antes un presidente de la FIFA había fijado su residencia en el país organizador del mundial de futbol.
Dupre se pregunta «por qué decidió Infantino instalarse en Doha, cuáles son sus actividades allí, quién paga el alquiler de su casa», y si «alguno de sus familiares trabaja para el Comité Organizador de Qatar 2022». La FIFA, asegura, «no responde a estas preguntas».
En el mundo del futbol, a nadie le parece que lo que está pasando sea algo anormal. Nadie le pide a la FIFA una explicación. Bueno, nadie no. Los medios franceses si hacen preguntas, pero la FIFA da la callada por respuesta. Los medios de comunicación franceses han percibido el tufo de la corrupción y le están siguiendo el rastro, lo mismo que la justicia francesa.
El gran salto de la sospecha a los indicios de corrupción alrededor del Mundial de Qatar lo dio la revista France Football en 2013 al abrir su portada con el sugerente título ‘Mundial 2022: le Qatargate’. En el interior, un amplio reportaje de investigación de Philippe Auclair y Eric Champel daba detalles de una presunta red de sobornos para que un país con escasa tradición futbolística y un clima imposible se hiciera con la organización de todo un Mundial.
Hay varios personajes implicados en estos supuestamente turbios manejos. Uno de ellos es nada menos que el entonces Presidente de la República Francesa Nicolas Sarkozí, que en noviembre 2010, siendo presidente de Francia, se reunió en el Palacio del Elíseo, con Michel Platini, por entonces presidente de la UEFA, con Sebastián Bazin, propietario de un París Saint Germain al borde de la ruina, y Tamim Bin Hamad Al Thani, príncipe heredero de Catar y gran aficionado a fútbol. Según France Football, en la sede del Gobierno francés se cerró un trato ventajoso para todos: Platini votaría por Qatar y el príncipe salvaría al PSG. El mes siguiente, la FIFA eligió la candidatura de Qatar tras una reñida votación. Pasadas unas pocas semanas, el fondo soberano de Catar compró el PSG. Tres años después, Hamad Al Thani se convertió en emir. Alguien pudiera pensar que todo son coincidencias, pero en todo caso son coincidencias que huelen muy mal, y que han perjudicando a terceros, a parte de la imagen del futbol.
Gracias al reportaje de France Football se abrió un procedimiento judicial que ha terminado con 16 de los 22 electores de la FIFA en la famosa victoria catarí de diciembre de 2010 con procesos judiciales abiertos pendientes de ser resueltos por los tribunales. El presidente del organismo, Sepp Blatter, que había sucedido a Joao Havelange en 1998, fue suspendido de su cargo en 2015. Tanto él como Michel Platini fueron condenados a ocho años de suspensión de toda actividad relacionada con el fútbol por el comité de ética de la FIFA.
Pero la vida continúa y el Mundial de Qatar sigue adelante. Poco después, la FIFA nombró presidente Giovanni Vincenzo Infantino, un abogado suizo de origen italiano que había ido ascendiendo en la UEFA ocupándose de asuntos muy espinosos. Dupre se muestra sorprendido de que «los magistrados franceses encargados de investigar la polémica concesión del Mundial de 2022 a Qatar no consideraron útil interrogar el 13 de octubre de 2021 a Gianni Infantino, oído como testigo, sobre sus estrechas relaciones con el emirato». La cuestión es que, aunque sigue pagando impuestos en Suiza, según la FIFA, Infantino tiene su principal residencia en Doha justo desde otoño de 2021. «A varios miles de kilómetros de Zúrich, donde la FIFA instaló su sede en 1932», añade con malicia el periodista de Le Monde.
La guinda al pastel se la puso en Enero Joseph Blatter, que harto de aguantar él solo con todo el escarnio, se despachó a gusto en la radio francesa Europe 1 con su sucesor: «No está haciendo bien su trabajo. Cuando llegó a la presidencia de la FIFA por meandros incomprensibles, despidió a 80 personas, incluidos 30 directores», comienza Blatter, calentándose hasta estallar con la huida de Zúrich: «He organizado cuatro o cinco mundiales en diferentes países, nunca hubiera pensado en vivir en el país o en la capital del país organizador. El lugar del presidente de la FIFA es donde está la sede, y está en Zúrich. Es desde allí desde donde debe dirigir la FIFA, no desde otra parte. No puedo decir que sea escandaloso, pero sí que es incomprensible que se vaya a instalar allí con su familia. Da un sabor amargo».
A continuación, lanza la gran pregunta: «¿Por qué se pone en brazos del organizador del Mundial?» La acompaña con una curiosa reflexión: «Sabemos que Catar es un país grande -y rico- en el entorno árabe, y que también quiere retomar el fútbol comprando clubes o estando en la organización». Y remata: «Debería haberlo pensado. Es una renuncia a la responsabilidad del presidente de la FIFA porque tiene que quedarse donde la FIFA tiene su sede, especialmente en un momento en que tenemos problemas internos».
Los 8 estadios del Mundial de Futbol 2022 |
Para contestar a tanta pregunta, quizá convenga volver a la conexión que hacía Le Monde entre la mudanza de Infantino y la retirada por la FIFA de la denuncia por corrupción contra el Nasser Al-Khelaïfi, la mano derecha del emir Al Thani en asuntos deportivo-financieros. The Times publicó el 21 de febrero de 2020 que el presidente del París Saint-Germain y de Bein Sports (recordemos: el medio de comunicación con sede en Qatar especializado en retransmisiones deportivas) «aceptó pagar a la FIFA una importante suma de dinero como parte de un acuerdo que llevó al organismo rector del fútbol mundial a retirar una denuncia por soborno».
Según The Objetive, La fiscalía suiza acusaba de corrupción e instigación a la gestión desleal a Al-Khelaïfi y al exsecretario general de la FIFA Jerome Valcke, un francés que se curtió en el periodismo deportivo hasta llegar a director ejecutivo de Canal+ Sport, de donde Blatter lo fichó para la causa del fútbol mundial. The Times cuenta que el acta de acusación sostiene que, «entre 2013 y 2015 Valcke usó su influencia como secretario general de la FIFA para favorecer a socios mediáticos de su preferencia en los procesos de atribución de los derechos de transmisión». La legislación de Suiza, país elegido tanto por la FIFA como por la UEFA como lugar para sus respectivas sedes, establece que en los casos de corrupción entre personas privadas solo se persigue si hay denuncia. Al retirar la FIFA la suya, Valcke y Al-Khelaïfi respiraron tranquilos. La pregunta salta de inmediato, ¿Que fue lo que motivó que la FIFA retirara la denuncia? ¿Es acaso otra coincidencia mas?
The Times calcula en alrededor de un millón de francos suizos (prácticamente lo mismo en euros) lo que ha pagado Al-Khelaïfi para resolver el asunto amistosamente. Tampoco parece demasiado teniendo en cuenta el marrón que se han quitado de encima tanto él como, por extensión, sus conexiones cataríes. Aunque la amistad, ya se sabe, es un concepto muy amplio…
Vamos, que cuando uno abre la nevera y comprueba que dentro huele muy mal, es que hay un Tupper Ware con algo dentro que está podrido, y lo que se hace es tirarlo a la basura. Ante la falta de respuestas, y viendo como los poderosos afectados denunciados se escabullen de la justicia, la siembra de la sospecha de corrupción prende en el mundo del deporte, pero no hay manera de desenmascararlos y echarlos de sus deportivos tronos.
Fuentes: The Objetive, Le Monde, Europe 1 Sport, The Times, The Sporting News
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