La excelencia versus la mediocridad y la inutilidad como fuente de desigualdad

Luisondome



Hay muchas razones por las que existe la desigualdad en el mundo. Quizás, en su origen, la desigualdad existe porque todos no somos iguales, y eso obviamente ya establece una diferencia, pero no es esta la única causa. Somos desiguales desde que nacemos. Unos nacemos hombres, y otras mujeres. Unos nacen ricos, y otros pobres. Unos son fuertes, y otros débiles, unos son valientes, y otros cobardes. Unos son listos y otros tontos. Unos son metódicos, y otros desorganizados. Unos son trabajadores, y otros son holgazanes. Unos son aplicados, y otros solo viven para la juerga, y así podría seguir durante un buen rato.


Solo con estas pocas diferencias, ya serían suficientes para hacernos a unos y a otros aún mas desiguales, pero hay mas. Nuestra sociedad nos da la oportunidad de mejorar nuestras capacidades mediante la educación, la formación y la experiencia. Pero no solo la aptitud es importante, el tipo de actitud que tengamos lo es todavía mas. En función de como se  aprovechen estas posibilidades para mejorar nuestra preparación y nuestra capacidad de acción, las desigualdades de unos frente a otros aumentarán aún mas.


Los que han recibido la mejor educación, tendrán las mejores posibilidades de prosperar, los que se han esforzado mas y han sido mas eficientes y productivos, recibirán su recompensa en forma de reconocimiento personal y una mejor retribución. También de esta manera se contribuye a aumentar la diferencia.


A mediados del siglo pasado, en España pocas eran las mujeres que accedían a estudiar muchas carreras universitarias. A partir de 1.965 la cosa empezó a cambiar y se empezaron a ver mas mujeres en las aulas, pero de manera muy desigual según a que Facultad nos acercáramos. Yo llegué a la Universidad de Santiago de Compostela en 1967, y recuerdo que las facultades en la que mas mujeres estaban matriculadas, eran las de enfermería, farmacia, filosofía, y biología. Las cafeterías de estas facultades eran las mas frecuentadas por los chicos. En medicina no había muchas, en derecho no había muchas, y en las ingenierías eran la excepción. Hoy la presencia de la mujer en la universidad es mas amplia y llenan las aulas de cualquier facultad. La brecha de género en la educación ha desaparecido, y ello está teniendo su efecto en la sociedad y en el ámbito del trabajo.


Hoy, la mujer lucha por que se la considere y se la trate en igualdad de condiciones que a los hombres a la hora de optar por un determinado puesto o trabajo. Es una lucha justa y reconocida, que ademas ya la ha ganado. Sin embargo, la utilización de la cuota de género como reclamo para conseguir un nombramiento, y así sobrepasar a un posible candidato que reúne mas méritos para el puesto, desequilibra el procedimiento y lo vuelve injusto. El hecho de ser mujer, no debe de ser la condición determinante y necesaria para el puesto, solo porque no hay paridad en la institución o la empresa. Cuando esto se da, y la empresa o la institución se ven obligados a cumplir con la cuota, son estas las que salen perjudicadas. El uso de la cuota de género, solo se debe de utilizar en el caso de igualdad de mérito, formación y experiencia entre los optantes. Esta misma afirmación, es extensible en lo que a la raza, religión o cualquier otra condición se refiera y se pudiera dar.


La carrera de mérito y los incentivos, son a la vez la forma mas justa de premiar la excelencia, y de diferenciar lo destacable (por preparación, experiencia y resultados), de lo mediocre.


La mediocridad aparece cuando se desaprovechan las oportunidades que se nos presentan para prepararnos para la vida, cuando hay falta de interés por aprender y mejorar. La mediocridad entra en la empresa o la institución cuando se le abre la puerta al enchufismo, o se designa a dedo para pagar deudas o favores. 


Bien es cierto que desde la mediocridad también se puede prosperar, pero el camino es otro. La obediencia y la discreción haciendo siempre lo que te piden que hagas, la fidelidad y el sometimiento incondicional al superior, que hace que este prospere gracias a la debilidad y a veces a la explotación de sus subordinados, es el medio mediante el cual subsiste y medra mucha gente. Las consecuencias de la mediocridad son evidentes. No hay mas que hacerle un repaso a nuestros políticos mediocres para ver las consecuencias que su tarea tiene para el país y el perjuicio que le causa.


Pero por debajo de los mediocres, aún están los inútiles. Un inútil es aquel que, teniendo un cuerpo con cabeza, pies y manos, no tiene un propósito para su vida. Solo tiene necesidades, y en muchos casos no es capaz de cubrir ni las básicas, y se convierte en una carga para los suyos y para si mismo. El inútil únicamente es apto para tareas sencillas, como hacer un recado. Si tuviera que pensar, seguro que la pifiaría, pero también tiene derecho a vivir su vida, y es el mas necesitado de ayuda.


Efectivamente, en determinados ámbitos, los méritos, la preparación, la experiencia y la excelencia, hoy ocupan lugares que están por debajo de las cuotas de género, las afiliaciones, las amistades peligrosas y las fidelidades, entre otras. La consecuencia de este cambio, es mas que evidente: la sociedad pierde capacidad y se vuelve mas frágil.


Y Dos cosas mas: una es que en en cualquier escala de mando, esta pierde consistencia, viéndola desde arriba, en el punto en el que se sitúa el primer mediocre, y esto afecta a la solidez de toda la escala que se puede venir abajo, porque aunque la escala sea fuerte desde el primer mediocre hacia arriba, del mediocre para abajo todo será defectuoso y poco útil. De ahí la importancia de evitar la mediocridad, lo que no será posible mientras los méritos, la preparación, la experiencia y la formación no recuperen su posición como valores fundamentales de la vida laboral en el ámbito del trabajo.


La otra es que bajo estos principios, no estoy de acuerdo en que a igual puesto, igual salario. Esto puede ser válido al inicio de una carrera profesional. En las carreras todos los corredores se sitúan en la linea de salida, pero a la meta solo llega primero uno, y establece la diferencia son su tiempo sobre los demás. De la misma manera, el salario y las demás retribuciones, deben de establecer la diferencia que se corresponde con los niveles de productividad y de excelencia en el desempeño del puesto de trabajo, y debe de contribuir al progreso de la carrera profesional de un trabajador, independientemente de su género, de su raza, o de su condición social. Lo que si es necesario, es que es indispensable que exista transparencia en los criterios que se aplican en la puntuación de méritos.


Una vez que las carreras profesionales están en marcha, aparecen las diferencias, y así debe de ser. Solo por esta vía se puede lograr que el que se ha preparado mejor, el que ha adquirido la mejor experiencia, y es mas hábil, pueda ejercer mejor la responsabilidad superior en la organización de la empresa o la Institución con un alto grado de garantía para la misma.

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