Lo que puede pasar cuando los tres poderes del Estado (o los cuatro si incluimos a la prensa) se enfrentan entre si
Luisondome
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Disturbios en la Vía Layetana de Barcelona del 18 de Octubre de 2019 |
Dos visiones diferentes y opuestas siempre serán dos visiones enfrentadas sino consiguen consensuar entre ambas una sola visión.
Observo preocupado, repasando el devenir de los años que llevamos consumidos de este Siglo, como cada vez se van haciendo mas frecuentes en distintos países del mundo los enfrentamientos entre los tres poderes del estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, por una utilización espúrea de la política como medio para lograr determinados objetivos.
Los que mas frescos tenemos en la memoria quizás es el enfrentamiento entre el poder ejecutivo y el Judicial en USA, tras haber perdido Trump las elecciones presidenciales y haber incitado a sus seguidores a que asaltaran el Congreso, y como antes el propio Trump pudo imponer nombramientos de jueces ultraconservadores al Tribunal supremo para ver de imponer por esta vía sus tesis doctrinales en todo el país, como cuando la Corte Suprema de los EE UU anuló la histórica sentencia Wade Vs. Roe que desde 1973 garantizaba el aborto en todos los Estados de los EE UU. El caso es que el enfrentamiento institucional acabo en enfrentamiento civil dentro del propio Congreso estadounidense.
En estos días estamos asistiendo a un enfrentamiento institucional en Peru, de nuevo entre el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial, cuyo Tribunal Supremo acaba de dictar condena de prisión de 18 meses para el Ex-Presidente Castillo que fue detenido y encarcelado. Como no podía ser de otra manera, el enfrentamiento llego a las calles de las ciudades peruanas, con enfrentamientos entre policía y ciudadanos, entre el ejercito y los ciudadanos, y entre ciudadanos de uno y otro signo, enfrentamientos en el que hubo 22 víctimas mortales hasta el momento de escribir estas lineas. Hemos visto enfrentamientos institucionales que terminaron en enfrentamientos civiles en Chile y en Ecuador, y todos hemos sido testigos de lo que pasó en Venezuela en Abril de 2017, cuando el Parlamento de Venezuela inició su particular batalla contra el Tribunal Supremo del país al poner en marcha el procedimiento para destituir a 17 de los Magistrados del Alto Tribunal, responsabilizando a Maduro de dar “ese golpe de Estado”. ¿Les suena?
Pues en estos días en España estamos viendo también como se enfrentan las Instituciones entre ellas, y ello ya tiene un reflejo inmediato en el enfrentamiento de relatos en los medios de comunicación, relatos de tono elevado y yo diría que incluso provocadores, con acusaciones mutuas de ataque al Estado, y este camino no nos lleva a buen puerto, sino a un callejón sin salida en la que todos podemos terminar a hostias.
Si empezamos por escuchar al Presidente del Gobierno, lo que dice da pavor. Desde su nula credibilidad, perdida por el cúmulo de mentiras y rectificaciones recogidas en la hemeroteca en los últimos cuatro años, va y afirma que España está ante un complot del Partido Popular, nos cuenta que el Process catalán está acabado, y que no va a haber referéndum en Cataluña, al tiempo que sus socios le desdicen afirmando que sigue siendo su máximo objetivo político.
Desde el PSOE llegan a decir que la convocatoria de reunión del TC es un «atropello institucional sin precedentes». Unidas Podemos, incluso, llegó a calificarlo como «la amenaza más grave para la democracia» desde el golpe de Estado del 23-F. Sin embargo, y a pesar de la insistencia del Gobierno de Coalición por desprestigiar al Tribunal Constitucional (TC) y acusarle de querer burlar al Congreso, lo cierto es que el Pleno extraordinario de este jueves se fraguó con el consenso previo de los dos representantes más veteranos de los sectores conservador y progresista de la corte de garantías: el presidente Pedro González-Trevijano (designado por el Gobierno de Mariano Rajoy) y su vicepresidente Juan Antonio Xiol (nombrado a propuesta del PSOE).
Desde los medios de comunicación, en vez de informar, lo que están haciendo es echar mas leña al fuego. Evidentemente la intención de estos medios no es la de informar, sino la de contarnos un determinado relato de los hechos, unos medios: los rojos lo hacen arrimando el ascua a la sardina del Gobierno, mientras que otros medios, los azules, lo hacen arrimando el ascua a la sardina de la oposición.
Hay que aclarar que la razón por la cual el President del TC convoca de urgencia la reunión es porque el recurso del PP se centra en el procedimiento parlamentario utilizado por el Gobierno para que este jueves el Congreso aprobase, en el marco de la derogación del delito de sedición, dos enmiendas que poco tenían que ver con el Código Penal y que están dirigidas a acelerar la renovación de los cuatro magistrados del TC cuyo mandato está caducado desde junio. Como, además, el PP solicitaba medidas cautelarísimas para paralizar esas enmiendas que iban a ser aprobadas por la Cámara Baja, González-Trevijano y Xiol entendieron que había que actuar con celeridad y el asunto debería abordarse antes de que el Congreso votase. Hubo consenso, pero esto a los parlamentarios y voceros de la Coalición de Gobierno y a los periodistas rojos no les parece que deba de formar parte de la noticia y lo silencian. Esta es la burda manipulación de la opinión pública que quiero denunciar.
La consecuencia de esta manipulación y de este enfrentamiento, de momento dialéctico y de medidas legales entre poderes institucionales (consideremos a la prensa como el cuarto poder), lo que está logrando es que el país se divida mas aún de lo que ya está, y como consecuencia de ello se parta en dos, los unos con el Gobierno, los otros con la oposición.
Cuando dos visiones enfrentan sus intereses contrapuestos, como ya escribí anteriormente, desencadenan tensiones entre las partes, que pueden acabar en conflicto en el que si entra a formar parte de este la violencia, acabará con toda seguridad en una batalla campal. Esta es una enseñanza de la historia que no podemos dejar de lado.
Si las tensiones desencadenan un conflicto entre instituciones, algo que no podemos descartar que pueda ocurrir en España, y no es una visión catastrofista, sino realista de lo que puede llegar a pasar, el pensar que pueda estallar la violencia en nuestro país, como ya sucedió en Cataluña en 2019 con el intento de secesión, o como está sucediendo en Perú en estos días, no es una utopía.
Las espadas están en alto, de momento las verbales, y asestando golpes a diestro y siniestro. Veremos en que acaba la cosa sino aflojamos todos el discurso y procuramos intentar el acuerdo para variar.
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