El debate nacional sobre la película Barbie

Luisondome


Muy pocas de las películas llevadas al cine han despertado tanta expectación y levantado tanto debate como la película de la Warner y de Mattel, Barbie. Repasados los medios nacionales, vemos que no solo están las criticas sobre el trabajo de los actores, la dirección, o la banda sonora de la película, sino que en los medios periodísticos de todo tipo, aparecen opiniones de diversos sectores de la sociedad. Hasta en la prensa deportiva ha habido referencias a la película, pero sobre todo el debate está en la calle.


Para empezar el análisis de esta, primeramente quiero mostrarles las opiniones que, personajes relevantes de la prensa, la sociología, la moda y las redes sociales, el activismo feminista, para los profesionales del cine y la televisión y para actores y actrices, para finalmente darles mi personal opinión sobre la película Barbie. Comenzamos:


Para Cecilia de la Serna (The Objetive), partiendo de la sinopsis oficial de la película, que reza así: «Barbie lleva una vida ideal en Barbieland, allí todo es perfecto, con chupi fiestas llenas de música y color, y todos los días son el mejor día. Claro que Barbie se hace algunas preguntas, cuestiones bastante incómodas que no encajan con el mundo idílico en el que ella y las demás Barbies viven. Cuando Barbie se dé cuenta de que es capaz de apoyar los talones en el suelo, y tener los pies planos, decidirá calzarse unos zapatos sin tacones y viajar hasta el mundo real», si los hombres piensan que eres tonta, aprovéchate de ello. Este mensaje es una de las fortalezas de la narrativa de la película Barbie, dirigida por Greta Gerwig y protagonizada por Margot Robbie, cuando subyugadas al patriarcado de los Ken, usan la simpleza que se les presupone a ellas para distraerles, traza un plan para arrebatarles el poder. La campaña de marketing ha hecho algo parecido al usar la frivolidad como excusa para engatusar a miles de hombres —sí, por qué no decirlo— para que vayan al cine movidos por el hype y, una vez están ahí, explicarles cómo funciona el patriarcado y por qué la masculinidad hegemónica es una cosa muy desagradable. Querido, tú creías que acompañabas a tu novia a una simple fiesta de pijamas y acabaste en una asamblea feminista. Esta es la historia autoparódica de una chica que busca su auténtica identidad en un mundo de fantasía, la premisa no es demasiado complicada.


En sus orígenes, la Barbie original se asociaba con roles tradicionales de género, pero a lo largo de los años Mattel ha intentado actualizar su imagen y representarla en diversas profesiones y roles más allá de ser simplemente una modelo o ama de casa. También en diversas razas. Esto ha ayudado a desafiar algunos estereotipos de género y ha permitido que las niñas imaginen una amplia gama de posibilidades para su futuro, digamos que Mattel creo una Barbie con la que cualquier niña, en cualquier época, se pudiera sentir identificada y a gusto. Y la película hace mucho hincapié en esto, poniendo de relevancia el poder de cada una de estas Barbies en su mundo, Barbieland, un mundo radicalmente opuesto al que pisa el común de los mortales todos los días. Gerwig logra convertir a Barbie en un símbolo a través del cual cuenta una historia diferente y con el foco puesto en el movimiento feminista actual


Esta situación la conocí en mi infancia, cuando estudiábamos en escuelas y colegios el contenido de la Enciclopedia Alvarez, que era referencia en los tiempos de la dictadura franquista. A lo largo del estos tiempos, las enseñanzas llevaban a las niñas a ser Barbies y a los niños Kents. La llegada de la democracia puso fin a esta etapa también en la educación de los españoles.



Según Mauricio Bach, editor, director editorial, colaborador en prensa escrita (en periódicos y revistas de papel y digitales) y profesor de escritura creativa, y que ha impartido cursos sobre cine, literatura y arte, la trama parte de la idea de que hay dos mundos, el real de los seres humanos y Barbieland, donde viven las muñecas y sus compinches masculinos llamados todos Ken, ya saben, el eterno amiguete de Barbie. En ese mundo de color de rosa y sonrisas perennes todo es estereotipadamente cursi.



Para Noemí López Trujillo (Newtral), la película Barbie comienza haciendo justicia con la muñeca al otorgarle la importancia que tuvo en la historia emocional de niñas, niños y niñes que se alineaban con la feminidad. Si a la barbie se le atribuye la responsabilidad de perpetuar los estereotipos de género, dejamos huérfanas a todas aquellas criaturas que fueron felices con una de estas muñecas entre sus manos. En cierta forma, el filme renuncia a la evidencia de que en las fiestas de pijamas también se hace política —escuchando a las amigas, problematizando las experiencias personales, poniéndote mona por primera vez— para hacer un mitin que si bien no descuida la diversión, no se abandona a la euforia rosa que había prometido. Ante la ambivalencia de los mensajes que trascienden de la película Barbie, hablamos con voces vinculadas al cine y al feminismo para tratar los temas que el filme de la muñeca de Mattel pone sobre la mesa. Recuerda que el artículo está lleno de spoilers y si no estás de acuerdo con las opiniones, nos acogemos a la palabra de Stacey Malibú: ¡a nosotras no nos preguntes, solo somos chicas!  




Para Rhea Ashley Hoskin, socióloga e investigadora en género y feminidad (Universidad de Waterloo, Canadá), “Barbie fue una de las primeras muñecas, si no la primera, cuyo objetivo no era socializar a las niñas para que fueran madres”. Sin embargo, sobre ella pesa la creencia de que representa la feminidad exigible a cualquier mujer. Son numerosos los artículos que parten de la idea de que si Barbie fuese humana, no se sostendría en pie debido a su infrapeso.

En este sentido, Hoskin señala: “Claro que es poco realista, como lo es Mi Pequeño Pony, Superman o Las Tortugas Ninja. Existe un doble rasero hacia los cuerpos de los juguetes infantiles cuando se comparan los asociados con lo femenino y los asociados con lo masculino. Por ejemplo, Superman (tanto en el cine como en forma de figura de acción) se ha vuelto cada vez más hipertrófico e hipermusculado. Sin embargo, Superman no recibe tanta hostilidad por perpetuar unos estándares corporales poco realistas. Quizá porque el valor de los niños y de los hombres no se reduce a la capacidad de sus cuerpos para cumplir unos ideales de belleza”.


Por eso, para esta investigadora de la Universidad de Waterloo (Canadá), el juicio a Barbie tiene mucho que ver con la femmefobia (devaluación de la feminidad): “El patriarcado tiene una serie de expectativas sobre la feminidad que son contradictorias. Debes ser modesta pero no tanto, sexualmente activa pero no una guarra, abnegada pero no mojigata. Barbie es un lienzo en blanco en el que se proyecta la femmefobia y el sexismo”. Así, mientras hay quienes consideran que refleja el estándar de “mujer florero”, dócil, guapa y tonta, para otros es la hipersexualización porque tiene pechos, es rubia, se maquilla y lleva tops y minifaldas. “Fracasa en esa contradicción imposible de la dicotomía virgen/puta”. Es decir, la feminidad no deviene del patriarcado, sino que el patriarcado la tiene secuestrada. Por eso, para Hoskin, los pechos prominentes de la muñeca ya encierran en sí toda una paradoja: “Representan un estereotipo de mujer y de hipersexualidad, pero a la vez eso se ve como algo pornográfico y obsceno. Es la idea de que los pechos son, al mismo tiempo, ‘para alimentar a los niños’, pero no son apropiados para ellos”.


La tiktoker y diseñadora de moda Samantha Costantini señala que la película nos muestra una serie de incoherencias: “Cuando Barbie [Margot Robbie] llega al mundo real, cuatro adolescentes vestidas de negro y con ropa ancha le echan en cara que es antifeminista e incluso fascista. Es una sátira de la asimilación de la mirada masculina, que desprecia la feminidad, que no la toma en serio”. Es decir, la consideración de que abandonar la feminidad es el camino a la liberación y a la igualdad.


“Me acuerdo de una amiga que siempre enviaba su currículum en rosa y nunca la llamaban. Le dije que probase a enviarlo en blanco, sin adornos… y vaya, consiguió trabajo en seguida. Es curioso: quieren que las mujeres seamos femeninas pero no mucho; que me tape las ojeras pero que no me haga un eyeliner de tres metros, que me ponga un poco de tacón pero que no lleve plataformas de drag”. No vaya a ser que seas más alta que ellos. “Y cuando te hiperfeminizas te dicen que lo haces para gustar a los hombres, cuando la realidad es que a la mayoría de los hombres no les gusta mi estética”, añade Costantini. “La moraleja es que no hace falta estar perfecta siempre, no te hace perder tu identidad. El gran conflicto de Barbie es lo que nos han hecho creer: que si no estamos perfectas, no servimos o somos unas impostoras”, explica la diseñadora de moda Samantha Costantini.



Para Carolina Benítez Mendoza, activista y coordinadora de Afrocolectiva, lo importante es que el filme sitúa “a la mujer como sujeto político y no solo como objeto decorativo, de deseo, en una vida sin trascendencia”. “Además, hace hincapié “en que el discurso central feminista lo da una mujer racializada, America Ferrera, que señala las exigencias múltiples que se hacen sobre las mujeres, sobre todas nosotras”. Para ella, hay dos mensajes obvios en la película Barbie: el patriarcado no hace feliz a nadie y la norma acaba por asfixiar incluso a la persona más estereotípica. Por eso la protagonista se derrumba cuando se ve despeinada, con celulitis y con los ojos hinchados de llorar. Greta Gerwig y Margot Robbie vienen a decirnos que cualquiera puede verse guapa sin ser normativa, que la belleza es para todas, y que arreglarse es algo que hay que tratar de disfrutar.



Para la script de cine y televisión Gemma Lastra, “La película afronta la disonancia entre lo que eres y lo que se espera de ti. Para Barbie Estereotípica, su valor reside en no salirse de la norma, pero eso es imposible. Y, además, cada vez que habla dice algo muy lógico e inteligente, viene a criticar la idea de que solo podemos ser una cosa, todas tenemos mucha más complejidad”. Gemma señala que la película Barbie “bien podría resumirse bajo las ideas de la autodeterminación y la búsqueda de la identidad”: “No solo hay un subtexto trans, sino que también habla de cómo los hombres no pueden basar su identidad en la jerarquía, ni tampoco en oposición a la feminidad. Todos tenemos un lugar en el mundo y no necesariamente es el que nos han asignado”, añade. Así, a pesar de haber sido asignada Barbie al nacer, Barbie Estereotípica desea, finalmente, ser humana.


Para la actriz Laura Galán, ganadora de un Goya por su papel protagonista en la película Cerdita (Carlota Pereda, 2022), “Una de las líneas rojas de la feminidad es el peso, la gordofobia”: “Yo no sufrí bullying ni tampoco odiaba la muñeca Barbie por ser delgada. Para mí la bofetada de normatividad llegaba cuando estaba en casa con amigas y todas se probaban ropa entre ellas y yo no podía, así que era la que sujetaba los bolsos, o íbamos de compras y no encontraba nada de mi talla. Yo no quiero ser delgada: quiero verme guapa, ser feliz y estar sana”. Añade, “Cuando nadie te acepta ni te desea, aunque no quieras ser como las guays de la clase, se produce un vacío, una oscuridad, que es lo que le ocurre a Sara [el personaje de Galán]. Por tanto, no se trata de estar en el canon, sino de ampliarlo. No se trata de ser la Barbie Estereotípica, sino de ser la barbie que tú quieras ser”, apunta la actriz.


La actriz y directora Abril Zamora, apunta: “Creo que una de las grandes fortalezas de Barbie es su público. Casi es más asombroso ver cómo el universo se expande, con las salas llenas de rosa, materializando una de las ideas principales de la peli, que es que todo el mundo puede ser una Barbie o un Ken, que no hay una única manera correcta de ser quien quieras ser”.



¿Y que pasa con ellos?


Para Darío Gael Blanco, traductor en Vanity Fair y periodista especializado en cultura y moda, los Ken son un complemento, un accesorio de la muñeca de Mattel. Un espejo que refuerza la identidad de ellas. Sin embargo, cuando Ken Estereotípico (Ryan Gosling) se adentra en el mundo real, se da de bruces con un universo muy diferente, uno en el que las mujeres son el accesorio de la masculinidad. El poder que la sociedad humana le otorga por ser leído como hombre, le lleva a trasladar el patriarcado a Barbieland, convirtiendo el mundo de fantasía en Kenland.  “Creo que hasta ese momento se había retratado una masculinidad tierna, que no acapara, que acompaña. Al subvertirlo queda muy claro cuán diferente es de la masculinidad normativa, poniendo de manifiesto lo fácil que es para los hombres dejarse llevar por esa masculinidad expansiva y dominante”. Blanco considera que funciona, además, como una analogía de la realidad trans, no solo porque Barbie y Ken tienen género antes que genitales, sino por la construcción de la masculinidad: “Refleja, aunque de forma  muy simplificada, lo que se puede llegar a sentir como hombre trans una vez se sale a la calle con passing, disfrutando de la camaradería de muchos hombres, con esa borrachera de validación”. En ese sentido, Ken aprende que la dominación tampoco le hace feliz ni le permite ser quien realmente es. El traductor y periodista considera que el muñeco Allan y el marido de Gloria —Ryan Piers Williams y America Ferrera, respectivamente—son “formas posibles de masculinidad dentro del patriarcado, trazando su identidad sin basarla en pisotear al resto”.



Para la socióloga Rhea Ashley Hoskin, el que Ken se revuelva contra la tiranía de Barbieland emite un mensaje confuso: “Mi línea de investigación muestra que revalorizar la feminidad y desafiar la femmefobia reduciría la masculinidad tóxica, no sería la base sobre la que florecería la masculinidad tóxica, como ocurre con Ken en la película Barbie”. Así, las estructuras asociadas a la feminidad, que no necesariamente a las mujeres, se caracterizan por “promover la comunicación y la colaboración, dejando espacio para la vulnerabilidad”. 


Sin embargo, esta jerarquía invertida de Barbieland que retrata Gerwig serviría “para hacer una crítica a cierta corriente de pensamiento que asume que un mundo dirigido por mujeres sería perfecto, donde se ha impuesto la narrativa de que el feminismo no es para todo el mundo y solo debe atender a lo que afecta a las mujeres”, apunta la script Gemma Lastra. En una metalectura, la propia película Barbie no es solo lo que nos han dicho que es, ni el juego que nos propone es uno solo. Como con las muñecas, con el cine podemos hacer casi cualquier cosa: abrir melones loquísimos, imaginar otros mundos —por ejemplo, una peli de las barbies descartadas que se infiltran en el mundo real para vengarse de los señores de Mattel— o aprovechar para hacer como Elle Woods en Una rubia muy legal y llevar el rosa hasta los lugares más recónditos. Como le dice Barbie a Ruth Handler, nosotras también podemos ser creadoras, no solo observar la creación. Come on, Barbie, let’s go party.



¿Y cual es mi opinión al respecto?


Primero expondré algunas consideraciones que tienen su relevancia. 

La primera de ellas es que la película llega en un momento muy oportuno y especial para España, pues en el presente hay un debate nacional sobre la identidad de género, la desigualdad entre hombres y mujeres en la sociedad, en el trabajo, en la remuneración, ante las oportunidades, ante la violencia de género, en la lucha feminismo/machismo, y mas.


La segunda es que la aprobación por parte del gobierno de coalición de izquierdas de una serie de leyes de contenido social que pretenden proteger y ampliar los derechos de las mujeres a través de la conocida como “Ley del Si es Si”en primer lugar, y los de los demás géneros que abarcan el espectro LGTBI+, a través de la nueva “Ley Trans”, y que han sido objeto de gran polémica por determinadas concesiones a estos colectivos por un lado, y por las consecuencias que la aplicación de estas leyes, pero sobre todo de la “Ley del Si es Si”, que por defectos en su redacción ha permitido que a mas de 1.000 violadores se les haya tenido que rebajar las penas de sus condenas, y que no ha podido evitar que a mas de 100 violadores hayan salido de la carcel, todo ello ha reabierto un amplio y tosco debate social.



En mi opinión, la película ayuda a visualizar estas diferencias, pero señalando la necesidad de encontrar un punto de conjunción entre hombres y mujeres para encontrar una manera de convivir juntos y felices. De la misma manera señala que tanto hombres como mujeres deben de emparejar la realidad con la fantasía, algo parecido a lo que se intenta lograr desde el Metaverso.


En la fantasía, tanto hombres como mujeres pueden ser lo que quieran, y como lo quieran. En la realidad, tanto los hombres como las mujeres, son lo que son. Por ejemplo: en mi mundo fantástico yo puedo soñar con que me toca la Lotería y me hago millonario, todas  lo que me permite vivir una vida de lujo y abundancia. Pero el despertar me devuelve a la realidad en que soy lo que soy, tengo lo que tengo y salgo adelante como puedo.


Barbie salta de su mundo fantástico al real cuando piensa por primera vez en la muerte. Pero la muerte es algo que no se contempla en la Fantasilandia de Mattel, pero que si existe en la vida real, en la que ocurren otras muchas cosas: hay dolor, hay enfermedad, se viven muchas experiencias que no son todas agradables. Hay sentimientos positivos, pero los hay también muy negativos. Para Barbie, el sentirse fea, el tener celulitis, el desprecio, el ninguneo, suponen un drama que la atormenta, lo que la lleva a buscar el momento para luchar por cambiar ese mundo y acercarlo al mundo de sus sueños de mujer. Estamos ante un alegato fuertemente feminista que se expresa en el último tramo de la película cuando las Barbies deciden actuar todas juntas para recuperar su predominio y el control de Barbieland. Es un grito para la reconquista, para recuperar su poder. 


Por el otro lado, otro tanto sucede en el mundo fantasioso de los Kent que tienen su visión diferente y en ocasiones opuesta, que no encaja en el mundo de Barbieland, un universo fuertemente machista, en el que se ve a las mujeres al servicio de los hombres. Como explica la socióloga Hoskin, los Kent se rebelan contra la tiranía de las Barbies, oponiéndose al feminismo radical que pretende acabar con el machismo tóxico, e incluso dejando reducido el machismo al punto en que este pueda ser soportado por las feministas radicales. Pero la fantasía y la realidad están habitualmente muy alejadas la una de la otra. Finalmente las diferencia entre Barbies y Kents se concilian, y la convivencia regresa a la Barbieland de Mattel.


Me llama la atención el formato y la realización de la película, con la importancia que se le da a la banda sonora de esta, así como a los decorados de cartón-piedra de los escenarios, que me llevan a pensar que la película y su temática acabarán formando parte de un nuevo Musical que seguro llegará a los mejores teatros del mundo, como se hizo en otras ocasiones con otras películas a lo largo de la historia de las grandes productoras de Hollywood, como el Rey León, El Fantasma de la Opera, My Fair Lady, Mamma Mía, y muchas otras. El día que se levante el telón para representar esta obra en un teatro de España, yo no me lo pierdo. Esta película de la Warner Brothers y de Mattel les va a dar a ambas mucho dinero. Puede que mas que ninguna otra anterior.


Fuentes:

Película ‘Barbie’ (Greta Gerwig, 2023)

Noemí López Trujillo (Newtral)

Rhea Ashley Hoskin, socióloga e investigadora en género y feminidad (Universidad de Waterloo)

Abril Zamora, actriz y directora

Gemma Lastra, script de cine y televisión

Laura Galán, actriz y ganadora de un Goya por su papel en ‘Cerdita’

Samantha Costantini, tiktoker y diseñadora de moda

Dario Gael Blanco, traductor en Vanity Fair y periodista especializado en cultura y moda

Cecilia de la Serna (The Objetive)


Imágenes:

Warner Bros, Getty Imágenes, LD

Comentarios