Lo que esconde el Plan de IA de Trump
Inteligencia Artificial
Donald Trump tiene un plan. Quiere que Estados Unidos siga dominando la industria de la IA. Para ello ha anunciado una inversión privada de 92.000 millones de dólares seguido de un plan para "ganar la carrera del dominio global de la IA". Es un plan dotado de tres pilares: acelerar la innovación, construir infraestructuras necesarias, liderar la diplomacia y la seguridad de la IA. Todo ello concretado a través de una serie de órdenes ejecutivas.
Una de ellas lleva como título Prevenir la IA woke en el Gobierno Federal para evitar que la administración use IA con prejuicios o intenciones ideológicas. En concreto, la orden apunta a "una de las ideologías más abundantes y destructivas como es la llamada "diversidad, equidad e inclusión (conocida por las siglas DEI)". Según la orden, "DEI desplaza el compromiso con la verdad a favor de resultados sesgados, lo que supone un riesgo existencial hacia una IA confiable".
Para ilustrarlo da un ejemplo de un gran modelo de IA, sin citar cuál, que cambió la raza o el sexo de personajes ilustres como el papa, los padres fundadores de EE UU o los vikingos. Todo ello porque "estaba entrenada para priorizar requisitos DEI". Además, según la orden, "otro modelo rechazó generar imágenes para celebrar los logros de personas blancas". La orden no menciona ninguno de los casos en los que la IA ha sido racista, machista o ha alabado a Hitler.
Pero Trump no se queda ahí. En otras dos órdenes ejecutivas habla del impulso a la construcción de centros de datos y de promover la IA estadounidense en todo el mundo. En un artículo, Asad Ramzalani, director de IA y Política Tecnológica en Vanderbilt Policy Accelerator y anterior subdirector de estrategia de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca con Biden, apunta a cómo la Administración Trump está socavando las bases del liderazgo tecnológico de EE UU al diezmar cuatro políticas ya consolidadas:
* Inversión fondos federales en I+D.
Al reducir la inversión federal, se reduce la capacidad general para impulsar la investigación y generar el contexto propicio de la innovación.
* Apoyo a la inmigración.
Tradicionalmente, los mejores investigadores querían ir a EE UU para desarrollar su trabajo. Ramzalani da un dato: "Los inmigrantes han cofundado o dirigen las empresas que se encuentran en el centro del ecosistema de la IA: OpenAI, Anthropic, Google, Microsoft, Nvidia, Intel y AMD". Y advierte de que la tendencia de atracción de talento ha empezado a invertirse.
* Prohibición de los acuerdos de no competencia.
Esta medida permite "la libertad para innovar" y está en la base del florecimiento de Silicon Valley a mediados del siglo pasado. Ahora, la Comisión Federal de Comercio muestra signos de estar dispuesto a revocar esta medida. "Si persisten los acuerdos de no competencia, la innovación estadounidense en materia de IA especialmente fuera de California, EE UU, se verá limitada", alerta, Ramzalani.
* Medidas antimonopolio.
Ramzalani defiende que el control sobre el poder monopolístico "ha actuado como un lubricante clave para el engranaje de la innovación". Permitir prácticas monopolísticas con mayor libertad podría limitar esos logros.
Mientras Trump sigue definiendo sus planes, los magnates tecnológicos se frotan las manos y definen el futuro. Esta es la tesis del escritor científico y astrofísico Adam Becker, que en su último libro More Everything Forever (Más de todo para siempre) alerta de la concentración de poder en manos de estos empresarios. Para él, el nexo que une a personas como Sam Altman, Jeff Bezos o Elon Musk se puede resumir en la "ideología de salvación tecnológica" que aglutina ideas como el libertarismo, la antipatía hacia el gobierno o la regulación, la fe ilimitada en la tecnología o la obsesión por la optimización.
Trump cree que el resto del mundo se va a doblegar ante estas pretensiones sin oponer resistencia alguna. Primero que se cree con a posibilidad de liderar el sector de la IA, olvidándose de que China está por lo menos a la par, pero es que además lleva mucho mas tiempo que EEUU planificando el desarrollo del sector con enormes inversiones en el sector educativo promoviendo unos planes centralizados en todo el país que darán sus frutos en la consecución del liderazgo a no mucho tardar.
También cree Trump que Europa va a dejarse llevar por esta supremacía dejando al lado todo tipo de regulaciones para que las empresas norteamericanas campen a sus anchas. Pues no va a ser así con toda seguridad, como ya se viene viendo.
Otras potencias en el desarrollo de tecnologías digitales y de IA como Corea del Sur, Japón, Taiwan o India, tampoco se están quedando quietas. Puede que Trump tenga un plan, pero ello no quiere decir que logre imponerlo en el mundo. No se si los aranceles serán palanca suficiente para que lo logre, pero tampoco tiene mucho mas con lo que amenazar a la competencia.
Fuente: MIT Technology Review
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